Acusan faltantes semanales en pagos, contratos precarios y temor a represalias; piden auditoría al manejo de recursos.
Trabajadores que participan en la construcción del Tren México–Querétaro, obra federal estratégica bajo la supervisión de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), denunciaron presuntas irregularidades laborales que, aseguran, se repiten de forma sistemática desde hace años en distintos proyectos encabezados por el Ejército.
Por temor a represalias, despidos o la no renovación de contratos, los denunciantes solicitaron mantener el anonimato. Los testimonios recabados coinciden en un mismo patrón: pagos incompletos entregados de manera semanal en sobres, maltrato laboral, falta de transparencia administrativa y contratos temporales que impiden generar antigüedad.
Uno de los trabajadores, con siete años laborando en obras federales, señaló haber participado en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el Aeropuerto de Tulum y actualmente en el tramo cuatro del Tren México–Querétaro, que va de Hércules a Pan de Dulce. Aseguró que en todas las obras se han presentado las mismas prácticas.
“Cada semana falta dinero en los sobres: 50, 100, 200 pesos; incluso a algunos compañeros hasta mil pesos. Puede parecer poco, pero es constante y somos muchos. Eso impacta directamente en nuestras familias”, denunció.
De acuerdo con los testimonios, una persona identificada por los trabajadores como “la ingeniera Graciela” concentra el control del manejo de los recursos. Aunque no pertenece formalmente a las Fuerzas Armadas, labora para la Sedena y, según los denunciantes, ninguna decisión de pago se autoriza sin su visto bueno.
“Si no pasa por ella, no se resuelve nada. Los reclamos se quedan en el aire y, si insistes, te castigan o ya no te renuevan contrato”, afirmó otro trabajador.
Los pagos se realizan en instalaciones militares o puntos controlados por personal castrense. Aunque existe un mecanismo para reportar faltantes, los trabajadores aseguran que el proceso implica traslados hasta zonas militares y retrasos deliberados en los pagos, además de represalias como la negación de horas extras.
Los contratos, señalaron, se firman cada tres meses, lo que permite prescindir de los trabajadores sin obligación de liquidación. Muchos de ellos fueron trasladados desde Quintana Roo, donde participaron en obras vinculadas al Tren Maya y al Aeropuerto de Tulum, sin recibir viáticos, apoyo para hospedaje o alimentación. Actualmente, todos rentan vivienda en Querétaro (Sta María Magdalena) con recursos propios.
Una trabajadora que también participó en la obra de Tulum denunció jornadas continuas sin descansos, vacaciones sin goce de sueldo y condiciones precarias, particularmente para las mujeres. Aseguró que quienes reclamaban pagos o trato digno eran excluidos de futuras recontrataciones.
“Nos prometieron hasta tres años de trabajo en Querétaro y ahora, en plena temporada decembrina, nos dan de baja. Venimos de otros estados por necesidad y así nos pagan”, relató.
Los testimonios también advierten sobre deficiencias en seguridad laboral: uso de equipo caducado, falta de arneses en trabajos de altura y atención limitada en caso de accidentes. Si bien los trabajadores cuentan con Seguro Social, denunciaron que no reciben recibos claros de pago ni comprobantes de aportaciones.
Actualmente, estiman que alrededor de mil trabajadores estarían siendo afectados en la obra del Tren México–Querétaro, mientras que en proyectos anteriores, como en Tulum, la cifra habría superado los tres mil.
Ante este escenario, los trabajadores hicieron un llamado a las autoridades federales para que se realice una auditoría exhaustiva al manejo de los recursos y a las condiciones laborales en la obra.
“Es una obra supervisada por la Sedena. Uno pensaría que aquí no pasarían estas cosas. Solo pedimos que nos paguen completo y que se haga justicia”, concluyeron.