El esperado “día histórico” para renovar al Poder Judicial Federal comenzó con el pie izquierdo en Querétaro: a las 8:30 de la mañana, apenas el 12% de las casillas estaban funcionando. Así lo reconoció el Instituto Nacional Electoral (INE), que este domingo enfrenta no solo el desafío de una elección inédita, sino también el peso de una organización que, a todas luces, sigue oxidada en sus engranajes logísticos.
Mientras la vocal ejecutiva del INE en el estado, Ana Lilia Pérez Mendoza, llamaba a la ciudadanía a ejercer su voto “en paz y con paciencia”, la realidad en las calles era otra: urnas que decían “senadores” o “presidente”, boletas recicladas y reportes lentos, especialmente desde la Sierra Gorda, donde —según el INE— “los informes tardan más en llegar”. El detalle, por supuesto, no es menor: el uso de papelería reutilizada abre la puerta a confusiones y cuestionamientos, especialmente en una jornada que debería reforzar la credibilidad del sistema de justicia.
En total, mil 378 casillas deben ser instaladas en Querétaro para recibir el voto de cerca de 1.9 millones de ciudadanos. Se espera que más de 12 mil funcionarios de casilla colaboren en este ejercicio, que por primera vez incluye la elección directa de jueces, magistrados y ministros. Pero si la jornada arrancó con semejantes tropiezos, queda la duda de cómo terminará.
Uno de los pocos focos de normalidad se registró en la casilla 0502, donde la votación inició a las 8:20 con todos los funcionarios presentes y la participación de un observador electoral. Pero fuera de ahí, el escenario fue irregular y desigual.
El INE, en su intento por justificar el retraso, apeló a la geografía y la logística, señalando que el porcentaje de casillas instaladas “no refleja toda la operación en campo”. Mientras tanto, los votantes deben armarse de paciencia: la complejidad de la boleta y la cantidad de candidatos hacen que cada sufragio tome entre 15 y 20 minutos, lo que podría traducirse en largas filas y mayores demoras.
La próxima sesión del órgano electoral será a las 10 de la mañana, cuando —esperan— haya mejores noticias. Pero por ahora, la elección que prometía marcar un hito en la justicia mexicana, en Querétaro ha comenzado con más titubeos que certezas. Y aunque la esperanza es lo último que muere, la eficiencia electoral parece haber llegado tarde. Otra vez.