El presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) del estado, Braulio Guerra Urbiola, hizo un llamado a que las reformas a la Ley de Amparo que actualmente se analizan en el país mantengan intacta la esencia de este recurso legal, cuya función —recordó— es garantizar que los derechos de los ciudadanos no se queden en “poesía política”, sino que se materialicen en la vida cotidiana.
“Es la ley que protege a través de la justicia de la unión y se enfoca en que los ciudadanos tengan la materialización de sus derechos; que no se queden en enunciados, en carta de buenas intenciones, sino que se cristalicen y se aterricen”, afirmó el magistrado.
Guerra Urbiola subrayó que el amparo es un instrumento que permite que la Constitución “sea una Constitución viviente y no nada más escrita”. Por ello, consideró fundamental que cualquier iniciativa de reforma tenga como objetivo “fortalecer la protección de los derechos de la gente”.
Cuestionado sobre las críticas que advierten riesgos en las modificaciones que se discuten en el Congreso, el presidente del TSJ pidió prudencia antes de emitir juicios: “Tendríamos que revisar con puntualidad cuáles son los objetivos de estas reformas. No debemos adelantarnos, pero siempre el propósito de una reforma a la Ley de Amparo debe centrarse en los derechos”.
El magistrado recordó que el amparo es la herramienta que permite a los ciudadanos inconformarse frente a actos de autoridad y buscar su protección. Destacó, además, que México fue pionero en el siglo XIX en la creación de esta figura jurídica, antecedente de lo que en otros países se conoce como habeas corpus.
Sobre las estadísticas de amparos en Querétaro, aclaró que estos datos corresponden al ámbito federal y son registrados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no por el Tribunal local.
Finalmente, Guerra Urbiola insistió en que el amparo no solo es una ley, sino “una institución que en México se ha construido a través de muchas generaciones” y que debe seguir garantizando que todos los derechos constitucionales e internacionales “se cristalicen, sin intereses y sin distinción”.

